Nuestro cuerpo evolucionó para segregar una hormona en momentos de estrés, el cortisol. Aumenta nuestra frecuencia cardíaca y ayuda a liberar energía entre otras cosas. Era muy útil para los estresores físicos a los que la especie humana se enfrentaba ancestralmente (huir de un animal o luchar contra alguien por ejemplo).
El problema es que hemos cambiado estos picos de estrés por situaciones de estrés crónico (preocupaciones en el trabajo, prisa, falta de sueño, etc.) y tu cuerpo reacciona de la misma manera. No le damos respiro a nuestro organismo y este estrés crónico es el que está detrás de múltiples patologías entre otras: depresión, obesidad, ataques de ansiedad...
"El tiempo para relajarte es cuando no tienes tiempo para ello" - Jim Goodwin
Tu cuerpo es capaz de adaptarse a una determinada cantidad de estrés, y el deporte y los desafíos físicos son también retos para nuestro cuerpo. Tu organismo no sabe si quieres ganar una olimpiada o si estás corriendo para que no te coman. Se intenta por lo tanto adaptar por si en el futuro tiene que enfrentarse a un reto similar. Vamos poco a poco llenando "nuestro vaso" con nuestras actividades y estresores en el día ( preocupaciones personales, falta de sueño, entrenamiento...) y hay un momento que si no hacemos nada se desborda.