Las enzimas digestivas: qué son y qué hacen.

Las enzimas digestivas: qué son y qué hacen.

Nutricionista Elena Garrido
Nutricionista Elena Garrido Su filosofía es: Enseñar al cuerpo a FUNCIONAR CORRECTAMENTE, de forma natural y siempre sana. Mar 12, 2025

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Las enzimas digestivas: el secreto detrás de una buena digestión.

Si alguna vez has sentido que ciertos alimentos te caen pesados, que tu digestión se ralentiza o que la hinchazón aparece sin razón aparente, es posible que las enzimas digestivas sean las grandes olvidadas en tu salud digestiva. Son las verdaderas protagonistas de la descomposición de los alimentos y la absorción de nutrientes. Sin ellas, da igual lo que comas: tu cuerpo no podrá aprovecharlo de manera óptima.

Y sí, puedes estar comiendo súper sano e incluso así tener problemas digestivos si las enzimas no están haciendo su trabajo.

Acompáñame a descubrir qué son, cómo funcionan y por qué pueden marcar la diferencia en tu bienestar digestivo.

¿Qué son las enzimas digestivas y por qué las necesitas?

Las enzimas digestivas son proteínas especializadas en descomponer los alimentos en moléculas más pequeñas, para que el cuerpo las pueda absorber y utilizar. Son como pequeños “operarios” que transforman los nutrientes en bloques accesibles para nuestras células.

Lo importante: sin la acción adecuada de estas enzimas, la digestión se vuelve lenta e ineficiente. La comida fermenta más de la cuenta en el intestino, lo que puede derivar en hinchazón, gases o incluso carencias nutricionales.

¿Sabías que…? El cuerpo humano produce más de 22 tipos de enzimas digestivas, cada una con una función específica. Algunas son capaces de descomponer proteínas en fragmentos diminutos llamados péptidos, mientras que otras se especializan en cortar largas cadenas de almidón en moléculas de glucosa.

¿Dónde se producen las enzimas digestivas? 

Las enzimas digestivas no se generan en un solo lugar, sino que se producen en diferentes puntos clave del sistema digestivo:

  • Saliva: la digestión empieza en la boca, donde la amilasa comienza a descomponer los carbohidratos.

  • Estómago: aquí se liberan enzimas clave, como la pepsina, que ayuda a digerir proteínas.

  • Páncreas: es el órgano principal encargado de producir enzimas digestivas, liberándolas hacia el intestino delgado.

  • Intestino delgado: aquí actúan otras enzimas que completan la digestión y preparan los nutrientes para su absorción, acabando de descomponer lo que no se digirió antes.

Lo importante: tu sistema digestivo produce enzimas en distintos puntos, y cada una tiene su función. Cuando alguna de estas etapas falla, la digestión se vuelve ineficiente y pueden aparecer molestias como pesadez, hinchazón o sensación de comida “atascada” en el estómago. 

¿Sabías que…? La producción de enzimas digestivas disminuye con la edad, lo que puede explicar por qué algunas personas experimentan más problemas digestivos con los años. Por eso, en ciertos casos, la suplementación con enzimas puede ser una herramienta útil.

La conexión entre el sistema nervioso y la producción de enzimas.

La digestión no es solo cuestión de lo que comes, sino de cómo y en qué estado lo comes. El sistema nervioso juega un papel clave en la producción de enzimas digestivas. Para que estas se liberen en cantidad suficiente, debe activarse el sistema parasimpático, conocido como el modo “descanso y digestión”.

¿Qué pasa si el sistema nervioso no está en equilibrio?

Estrés y activación del sistema simpático (modo “supervivencia”):

  • Cuando estamos estresados, el cuerpo entra en modo “lucha o huida”, priorizando la energía hacia los músculos y el cerebro, reduciendo el riego sanguíneo para la digestión.

  • Se reduce la producción de ácido estomacal y enzimas digestivas.

  • Se enlentece la motilidad del intestino y pueden aparecer digestiones pesadas, estreñimiento o hinchazón.

Modo “descanso y digestión” (sistema parasimpático activado):

  • Se estimula la producción de ácido y enzimas digestivas.

  • La motilidad del intestino se mantiene estable.

  • La digestión y absorción de nutrientes se vuelve eficiente y sin molestias.

Lo importante: comer en calma no es un capricho, sino una necesidad biológica. Si comes estresado, no importará qué tan saludable sea tu comida, pues tu cuerpo literalmente “apaga” la digestión, no libera suficientes enzimas y tu digestión se resiente.

¿Sabías que…? Comer con estrés no solo afecta la digestión, sino que también puede influir en el metabolismo y favorecer la acumulación de grasa abdominal. ¡Otra razón más para relajarte antes de comer!

¿Cómo activar el sistema parasimpático antes de comer?

Imagínate que tu cuerpo es un coche de carreras. Si estás acelerando a tope, con el motor rugiendo y los neumáticos chirriando, ¿crees que podrías cambiar una rueda o hacerle mantenimiento sin problemas? Difícil, ¿verdad? Pues lo mismo pasa con tu digestión. Si comes en modo “supervivencia”, tu cuerpo no puede centrarse en digerir bien los alimentos.

El sistema parasimpático es el encargado de ponerte en “modo digestión”, permitiendo que las enzimas digestivas hagan su trabajo de forma eficiente. Así que, antes de lanzarte al plato, ¡ponte en marcha con estas estrategias!

  • Mastica bien los alimentos → La digestión empieza en la boca. Masticar no solo tritura los alimentos, sino que envía señales al cerebro para que active la producción de enzimas digestivas. Cuanto más mastiques, menos trabajo le dejas al estómago y al intestino. Así que, en lugar de engullir como si fuera una competición, ¡disfruta cada bocado!

  • Come en un ambiente tranquilo → Si comes con el móvil en la mano, viendo las noticias o respondiendo mensajes de trabajo, tu cerebro sigue en estado de alerta y la digestión se ralentiza. Dedica al menos 20-30 minutos a comer sin distracciones, disfrutando del sabor y la textura de los alimentos. ¡Tu sistema digestivo lo agradecerá!

  • Respira profundo antes de comer → Parece una tontería, pero unas cuantas respiraciones profundas pueden hacer milagros. Inhala por la nariz, sostén unos segundos y exhala lentamente. Esto le dice a tu sistema nervioso que todo está bien, activando el "modo digestión" y optimizando la producción de enzimas digestivas.

  • Evita las prisas → ¿Alguna vez has sentido que comes tan rápido que ni recuerdas el sabor de la comida? Comer con prisas no solo arruina la experiencia gastronómica, sino que también impide que tu cuerpo libere las enzimas necesarias para digerir bien los alimentos. Tómate tu tiempo, saborea cada bocado y deja que tu cuerpo haga su trabajo.

¿Sabías que...? Tu sistema nervioso tiene dos modos principales: el simpático (lucha o huida) y el parasimpático (descanso y digestión). Cuando comes estresado, tu cuerpo cree que está escapando de un león y apaga la digestión. Así que, a menos que haya un león real en tu cocina, relájate antes de comer. 

La microbiota y su papel enzimático.

No solo el páncreas y el intestino producen enzimas digestivas. Tu microbiota intestinal también desempeña un papel clave en la digestión:

  • Algunas bacterias intestinales ayudan a activar y producir ciertas enzimas, facilitando la digestión de carbohidratos, proteínas y grasas.

  • Otras bacterias influyen en la producción de sales biliares, que son necesarias para digerir y absorber bien las grasas.

  • Cuando la microbiota está en desequilibrio, la digestión se vuelve más difícil y los procesos enzimáticos pueden alterarse, generando más fermentación, hinchazón y malestar.

Lo importante: tu microbiota influye directamente en la digestión. Mantener un equilibrio adecuado de bacterias beneficiosas ayuda a mejorar la producción de enzimas digestivas y la absorción de nutrientes. Si la microbiota no está equilibrada, la digestión tampoco lo estará.

¿Sabías que…? Algunas personas pueden digerir la leche sin problemas gracias a bacterias específicas en su microbiota que continúan produciendo lactasa en la edad adulta. Sin embargo, en quienes no tienen estas bacterias, la digestión de la lactosa se vuelve un problema.

¿Qué pasa cuando no hay suficientes enzimas digestivas?

Imagina que tu sistema digestivo es como una cocina llena de ingredientes listos para ser transformados en una deliciosa comida. Ahora imagina que los chefs encargados de cocinar (las enzimas digestivas) no aparecen o trabajan a medias. ¿El resultado? Un caos culinario donde los alimentos no se descomponen bien, quedan trozos sin cocinar y todo el proceso se vuelve lento y pesado. Eso mismo sucede en tu intestino cuando hay un déficit de enzimas digestivas.

Cuando el cuerpo no produce suficientes enzimas digestivas, la digestión se vuelve más lenta e ineficiente. Esto puede provocar síntomas como:

  • Hinchazón y gases después de comer, ya que los alimentos fermentan más de lo debido.

  • Sensación de pesadez, como si la comida simplemente se quedara en el estómago sin procesarse.

  • Malestar con ciertos alimentos, especialmente grasas, proteínas o lácteos, que requieren más esfuerzo para ser digeridos.

  • Alteraciones en el tránsito intestinal, con episodios de estreñimiento o diarrea.

Pero el problema no termina ahí. Cuando los alimentos no se digieren bien, pueden generar inflamación intestinal, lo que desencadena un círculo vicioso de molestias digestivas.

Enzimas digestivas e inflamación: el círculo vicioso.

Si la digestión no se lleva a cabo correctamente, los restos de comida en el intestino no procesados pueden:

  • Fermentar en exceso, generando gases y distensión abdominal.

  • Alterar la microbiota intestinal, favoreciendo el crecimiento de bacterias oportunistas que pueden causar más problemas digestivos.

  • Aumentar la permeabilidad intestinal, lo que permite que partículas no digeridas pasen al torrente sanguíneo y activen respuestas inmunitarias innecesarias.

Dicho de otra manera: la falta de enzimas puede ocasionar una digestión deficiente, que no solo afecta cómo te sientes después de comer, sino que también puede ser el origen de problemas metabólicos e inmunitarios a largo plazo.

Lo importante: si notas hinchazón, gases, digestiones pesadas o malestar con ciertos alimentos, tu cuerpo podría estar pidiendo más apoyo enzimático. Mastica bien, come con calma, incluye alimentos ricos en enzimas y, si es necesario, considera un refuerzo con enzimas digestivas. Tu intestino y tu bienestar te lo agradecerán.

¿Sabías que...? Los tiburones tienen un sistema digestivo tan eficiente que pueden tardar hasta una semana en digerir una sola comida. En cambio, los humanos necesitamos procesar los alimentos en cuestión de horas, ¡pero sin las enzimas adecuadas, ese proceso se vuelve un verdadero atasco digestivo!

¿Cómo mejorar la producción natural de enzimas digestivas?

1. Mastica bien los alimentos → Cuanto más mastiques, más fácil será para tu cuerpo digerir los alimentos.

2. Come en un estado de calma → Recuerda que el sistema parasimpático tiene que estar activado para liberar suficientes enzimas.

3. Incluye alimentos ricos en enzimas naturales

  • Piña (bromelina)

  • Papaya (papaína)

  • Kéfir y yogur natural

  • Chucrut y otros fermentadosç

4. Asegura una buena producción de ácido estomacal → Sin suficiente ácido, algunas enzimas no se activan correctamente. Tomar limón o vinagre de manzana antes de las comidas puede ayudar, siempre que la mucosa gástrica esté en buen estado.

Lo importante: optimizar la digestión no es solo cuestión de qué comer, sino de cómo lo procesamos. Pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia en tu digestión y bienestar.

¿Sabías que…? El proceso de digestión empieza incluso antes de comer: solo con ver y oler la comida, el cerebro envía señales al estómago para que comience a liberar ácido y enzimas. ¡Nuestro cuerpo está increíblemente bien diseñado!

Conclusión: la digestión empieza antes de que la comida llegue al estómago

Las enzimas digestivas son fundamentales para descomponer los alimentos y aprovechar sus nutrientes. Si no funcionan bien, la digestión se ralentiza y aparecen síntomas como hinchazón, gases y pesadez.

La conexión entre el sistema nervioso, la microbiota y las enzimas digestivas es clave para entender la digestión. Hacer pequeños ajustes en la alimentación, el entorno y el estilo de vida puede marcar una gran diferencia en cómo nos sentimos después de comer.

Si notas que tu digestión no es la misma de antes, ¡empieza a prestar atención a las señales de tu cuerpo y ayúdalo a optimizar su función digestiva!

 

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Elena Garrido

Nutricionista integral

@elenagarridonutricion

https://elenagarridonutricion.com/