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En teoría, una dieta equilibrada debería cubrir nuestras necesidades nutricionales, pero la realidad actual nos lo pone difícil. La producción de alimentos ha cambiado drásticamente: los cultivos se seleccionan por resistencia y productividad, no por su valor nutricional. Además, la agricultura intensiva ha agotado los minerales del suelo, lo que afecta la calidad de los productos.
Esta situación no solo afecta a los vegetales, también a los productos de origen animal. La ganadería intensiva somete a los animales a condiciones poco saludables, afectando la calidad de los productos que obtenemos, como la carne, pescado, huevos y lácteos.
¿Qué significa esto? Que, aunque creamos llevar una dieta variada, los alimentos que consumimos hoy no tienen la misma densidad de nutrientes que antes y podemos estar sufriendo una deficiencia sin ser conscientes de ello.
¿Y cuáles son los riesgos de no cubrir nutricionalmente las necesidades de nuestro organismo?
Una dieta pobre en los nutrientes que nuestro organismo requiere puede contribuir al desarrollo de enfermedades crónicas como la diabetes, hipertensión o enfermedades cardíacas y, cada vez más frecuente, patologías autoinmunes, tales como lupus, diabetes o esclerosis múltiple.
Esto es así porque obligar a nuestro organismo a funcionar sin su «gasolina correcta» va generando una inflamación de bajo grado acumulativa que va desgastando su equilibrio interno.
¿Cómo saber si tu dieta es insuficiente?
Las deficiencias nutricionales no siempre son obvias. Puedes sentir fatiga persistente, tener la piel seca o el cabello frágil, sufrir calambres musculares o notar falta de concentración.
Si experimentas alguno de estos síntomas, podría ser indicio de que tu cuerpo no está recibiendo los nutrientes que necesita.
Lo ideal es hacerse una analítica completa, pero corremos el riesgo de que ésta se limites a los valores "normales" de laboratorio y podamos creer que todo está bien cuando no es así.
En ocasiones, estar en el rango estándar no significa que tus niveles sean óptimos para la salud, ya que estos rangos suelen basarse en la media aritmética de la población general, que puede no reflejar niveles óptimos de salud. Además de que no todos los profesionales están actualizados en conocimientos nutricionales.
Si añadimos a lo mencionado síntomas como lengua blanca, garganta sensible, pesadez al hacer la digestión, hinchazón, gases, estreñimiento, diarrea, dolor de cabeza, peor memoria, calambres musculares y falta de energía, estaríamos ante claras señales de que el cuerpo puede estar falto de micronutrientes y/o macronutrientes.
Personalización nutricional: Una clave para el éxito
No todas las personas necesitan lo mismo. Factores como la edad, el nivel de actividad y las condiciones de salud determinan los requerimientos nutricionales individuales. Además, personas con enfermedades crónicas, como diabetes o hipertensión, deben ajustar su dieta para mejorar su bienestar.
Estrategias para mejorar la absorción de nutrientes
No basta con consumir alimentos ricos en nutrientes, también debes asegurarte de que tu cuerpo los absorba correctamente. Algunas estrategias incluyen combinar alimentos de manera adecuada, como ingerir vitamina C junto a alimentos ricos en hierro, o consumir grasas saludables para mejorar la absorción de vitaminas liposolubles, como la vitamina D.
Cuidar tu microbiota intestinal es esencial para la absorción de nutrientes. Alimentos fermentados, como el kéfir o el chucrut, pueden mejorar la digestión y favorecer una microbiota saludable.
La conexión entre la nutrición y las enfermedades crónicas
La inflamación crónica, el desequilibrio de la microbiota y el estrés son factores clave en el desarrollo de enfermedades como la diabetes o patologías autoinmunes. Mantener una alimentación equilibrada y rica en antioxidantes, prebióticos y probióticos ayuda a modular el sistema inmunitario, reduciendo el riesgo de estas enfermedades.
¡Una ayuda extra para nuestro organismo! Una solución deliciosa y nutritiva.
Así pues, como hemos visto, seleccionar alimentos de calidad y personalizar tu dieta según tus necesidades es imprescindible para cuidar nuestra salud y reducir el riesgo de enfermedades crónicas en el futuro.
Pero también lo es buscar más allá de la alimentación normal aquellos nutrientes que esta no puede ofrecernos.
Es de esta necesidad de donde ha surgido la creación de nuestro WELL BLEND, un suplemento para tomar todas las mañanas sustituyendo el sabor de un zumo de naranja pero sin su perjudicial pico de glucosa y que contiene la dosis necesaria de todos esos nutrientes que nuestra dieta moderna no cubre.